El pasado sábado 21 de enero acudió al Ateneo de Teología el profesor
Jesús Poveda. Su visita se enmarcó en el llamado “Taller de apóstol”,
una reunión mensual que acoge a un nutrido grupo de jóvenes que buscan
vivir la fe y transmitirla a los demás en compañía de varios sacerdotes que
frecuentan el centro.
En esta ocasión, pudimos escuchar el testimonio de alguien
verdaderamente polifacético. En efecto, Jesús Poveda es profesor en la
Universidad Autónoma de Madrid, psiquiatra de profesión y uno de los mejores
expertos en ayuda a la adolescencia.Pero por encima de todo, Poveda es un
luchador: un luchador que, en sus propias palabras, “no cansa de cansarse”.
La lucha de Jesús Poveda por la vida le lleva a ser, de algún modo, célebre en
los medios de comunicación. Cada 28 de diciembre, fiesta de los Santos
Inocentes, es detenido por agentes de la Policía por el solo hecho de
protestar –él lo llama, y con razón, resistir– ante un establecimiento abortista.
Pero más allá de lo sorprendente de la noticia, Jesús Poveda hace mucho más
que sentarse en señal de protesta.
Como presidente de Provida Madrid, se dedica con toda pasión a la
asistencia de aquellas chicas que se acercan al abortorio para acabar con la
vida que llevan en sus entrañas. Junto a su equipo, trata de atenderlas con una
sonrisa y siempre con la misma pregunta: “¿qué necesitas para no
abortar?”. Tal y como nos contó, las mujeres que se deciden a abortar, lo
hacen con grandes dudas, impulsadas las más de las veces por presiones
externas, ya sean familiares, económicas o ideológicas.
Además del testimonio de su propia actividad, Jesús Poveda nos
transmitió algunos detalles del negocio del aborto en España. Solo en la ‘clínica’
Dator de Madrid se practican al año 10.000 abortos, lo cual muestra la obscena
y escandalosa magnitud de este negocio de muerte. Analizando las raíces de la situación, Poveda explicó que se trata de una aceptación social del aborto que
ha venido precedida por un proceso ideológico y legal.
Frente a un panorama tan crudo, Jesús Poveda no se desanima, sino que
redobla los esfuerzos en defensa de la vida y nos anima a hacer lo mismo. El
valioso ejemplo que dio –con sus palabras, pero especialmente con su vida– es
un acicate para que todos nosotros también luchemos en defensa de los no
nacidos, para que se acabe con ese crimen legal que les priva de ver la luz del
mundo.